CONCELLO DE FISTERRA
Su nombre proviene del latín finis terrae, fin de la tierra; y punto final también del Camino de Santiago. La singularidad geográfica de Fisterra ha cautivado durante mucho tiempo a multitud de personas que anhelaban mirar hacia el fin del mundo, donde acaba la tierra y empieza el mar, o al menos eso creían las legiones romanas cuando veían hundirse el sol en sus aguas. .
Los antiguos geógrafos grecorromanos ubicaron aquí el Promontorium Nerium y el Ara Solis, el altar de culto al sol, construido por los fenicios y que el mismo Apóstol Santiago había destruido poco después.
La singularidad de Fisterra surge de las múltiples leyendas que rodean estas tierras, en las que se entrelazan elementos religiosos, marítimos y pétreos. Entre ellos destacan el Ara Solis, Ermida de San Guillermo, Orca Vella, Pedras Santas, Santo Cristo de Fisterra y el Ayuntamiento de Dugium entre otros. Gracias a la memoria de las gentes de este lugar, estas leyendas siguen vivas, cautivando, junto con las maravillosas vistas que tiene Fisterra, a todo aquel que se aventura a visitar Fin do Mundo.
La villa de Fisterra está formada por un antiguo núcleo que se convirtió en anfiteatro sobre el puerto. Sus casas y calles estrechas son de gran tipismo y originalidad.
En el centro está la plaza de Arasolis, en las afueras, camino del faro, encontramos el monumento más interesante de la villa: la Iglesia de Santa María das Arenas, y dentro del conjunto histórico de la villa, destaca también el Castillo de San Carlos.
Su puerto es el mayor lugar de actividad de la villa y su mercado el primer mercado turístico de Galicia. La flota está formada por pequeñas embarcaciones de bajura que utilizan diversas artes de pesca como palangres, almadrabas, cebos, etc.
En cualquier momento del día que paseamos por el puerto, nos encontramos con marineros yendo o viniendo de pescar, reparando sus redes o en la lonja subastando el pescado.
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